Cristina Oria
Comida
A veces un desayuno también puede brillar y Cristina Oria de esto sabe mucho. Fuimos a desayunar un día de fiesta y quisimos combinar la parte salada con la dulce. Cumple con nota las tostadas clásicas de jamón y tomate y le añade originalidad a la de aguacate con granada. Puntazo el huevo poché encima. El pan de las tostadas crujiente y calentito.
Para el dulce nos lanzamos con el gofre porque habíamos visto que era especialidad de la casa. Lo pedimos para compartir con frutos rojos y crema, que sirven por separado para que te lo montes tú. Las frambuesas y los arándanos naturales suben un grado la experiencia.
No es ninguna tontería que el punto del aguacate, el color de las granadas que lo decoraban, el corte del jamón o la textura de la nata del gofre fueran tan tan tan tan tan perfectos. Clásico y rico.
Espacio
Nosotras visitamos el local de Conde de Aranda, que fue el primero, y en el que el restaurante se encuentra en la primera planta. Da la sensación de entrar a la casa de alguien: suelo de madera acogedor con paredes de ladrillo y la luz que le confiere estar algo más elevado que cualquier restaurante normal. Es clásico, bello... de buen gusto, sea lo que sea eso. Admitimos que fuimos en Navidad y todo lucía esa aura de casa buena. Te invita a quedarte un buen rato y a olvidarte de las prisas.
Nos ha flipado
No nos encajaba exactamente en comida ni tampoco en espacio, pero es que la vajilla, desigual y repleta de flores, rayas o lunares, es maravillosa. Como desayuno, es infalible. Imposible no gustar.
También su servicio, atento y amable, que acompañan y reciben, precisamente como anfitriones de una casa. Sales habiendo pasado un buen rato, habiendo comido platos hechos con cariño y con ganas de buscarte otra excusa para volver otro día.
Me hubiera gustado haber podido ir con mi abuela.