La Mina

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Comida

Vamos a La Mina a tomar el vermú algunos domingos porque es una de esas cosas que podrías establecer como rito. Allí encuentras todos los básicos que esperas encontrarte en un bar de toda la vida, pero elevados a otro nivel: el suyo.

Una vez que hayas tomado posición, el juego se llama comer gambas a la plancha y beber vermut. Puedes entretenerte haciendo otras cosas e, incluso, pensarás que no puedes llenarte con un aperitivo… Pero el juego se llama comer gambas a la plancha y beber vermut.

Bromas aparte, es difícil fallar. Que corran por la mesa las zamburiñas, los matrimonios, las gildas, las ensaladillas y todo lo que ese día te pueda apetecer. Para picar es un 10.

Espacio

Una taberna reinventada. Es acogedor. La madera de las mesas, los barriles gigantescos de cerveza y una barra repleta de conservas y botellas te hace sentirte fácilmente en casa de unos amigos. Es agradable y divertido, y tenemos muchas ganas de que se reactive la barra porque una de las mejores partes es siempre el barullo. A diferencia de otros bares de este tipo, La Mina es cómodo para pasar el rato.

Nos ha flipado

Nos encanta la relación calidad-precio. Sales siempre contento. Te lo pasas bien, el servicio es muy amable, el vermú está riquísimo y cualquier cosa que te pides de la carta cumple con creces lo que promete. Las gambas y su precio nos flipan mucho… eso también.

La pandemia ha acabado con esa sensación de estar todos muy juntitos, dándonos calor, refugiados entre sus barriles. Pero bajo su sombra sigue vibrando esa resistencia de los que, antes de caer en la melancolía de la tarde, reivindican la alegría del aperitivo un domingo a mediodía.