Juliette Caillaud: el ‘charme français’ más desenfadado ha llegado a Chamberí
Juliette Caillaud no te deja indiferente. Con 26 años, esta estudiante de Filología, con Máster en Gestión Cultural y experiencia internacional en el mundo start up, decidió dar un vuelco a su vida y dedicarse a algo que siempre la había apasionado de verdad: la comida.
Detallista y apasionada, el entusiasmo con el que cuenta cómo empezó todo hace unos meses se aterriza en el objetivo de hacerse un hueco en el panorama gastronómico madrileño con una propuesta (y apuesta) personal y diferente. Se la juega porque parece que no tiene otra manera de vivir. Su sonrisa la acompaña.
“Vamos a La Espumosa a ver qué ha traído Juliette”. Con esta frase resume su sueño y aspiraciones con el nuevo healthy champagne bar. Chamberí tiene una nueva girl in town, viene del sur de Francia (aunque ha pasado por Budapest y medio mundo más) y quiere que salir de champagne con amigos sea el nuevo irse de cañas de Madrid.
Healthy
A los 12 años Juliette le dijo a su familia que dejaba de comer carne, cosa “algo rara” en Francia, según sus propias palabras. A partir de ese momento, lleva consigo la comida saludable como estilo de vida, y justo por eso, ha querido volcar en La Espumosa su forma de cocinar y de alimentarse.
En su carta se pueden encontrar recetas elaboradas con productos como la espirulina, el açaí, el cáñamo o diferentes tipos de semillas… Alimentos que Juliette consume desde hace años, pero que no llevan tanto tiempo en Madrid y suponen todo un reto en cuanto a negocio. Nos cuenta que tiene hasta 25 proveedores, para una carta reducida, pero en la que es tan importante la calidad, como la sostenibilidad y cercanía de los productos.
Champagne bar
La Espumosa quiere que el champagne llegue a las calles, huyendo de la imagen de otros espacios que ya existen en la ciudad y que pecan de elitistas. Aunque reconoce que es un producto “premium” y, por lo tanto, más caro, entre las paredes de La Espumosa es también informal, familiar y versátil. Se bebe, se come, se brunchea en mesas altas, casi de pie, porque la idea se acerca más a una fiesta entre amigos que a una cafetería. Juliette lo describe como un “bar con cocina”.