Taberna Los Gallos

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Espacio

Habías pasado por delante, siempre habías querido quedarte en esa terraza y ahora ahí estás. Es acogedor, familiar y desenfadado pero mono. La palabra no sería íntimo, sino más bien bullicioso: el trajín de los camareros y las idas y venidas con los platos, se alternan con las conversaciones en mesas normalmente ocupadas por grupos, familias o amigos. Los Gallos se caracteriza por su actividad y variedad en los distintos salones, con ese toque "chic" de la zona en el que parece que es Navidad durante todo el año. 


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Comida

Platos tradicionales llenan una carta basada en el producto y muy pensada para compartir —prácticamente de todo se puede pedir medias raciones—. Eso nos hizo decantarnos por una primera vuelta entrantes con ensaladilla rusa, queso majorero a la plancha, chanquetes con huevo y pimientos del piquillo, verduras asadas y tacos de pollo, para terminar con los dados de solomillo salteados con patatas y pimientos. Rico y sencillo, cumpliendo las expectativas. En contadas excepciones deja de hacer honor al sobrenombre de "taberna" y nosotras no quisimos saltarnos la regla. 


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Nos ha flipado

Es un lugar en el que comer agusto, que te lo pone muy fácil para no querer moverte en un buen rato. No vamos a negar que estuvimos casi cuatro horas de charla: una oda a la sobremesa más clásica: la de ir a comer y no levantarse de la silla hasta que es casi de noche. Es un as en la manga para visitas en Madrid, con ambiente familiar y perfecto ajuste de precio según el momento.